Podríamos pensar que la aparición del Código Técnico de la Edificación causó un gran revuelo en 2006, que marcó un antes y un después, pero yo creo que la gran diferencia se ha producido con la modificación de 2013, aunque la falta de actividad aún no la haya hecho patente. 

	El año 2006 supuso, para los promotores y/o contratistas, el miedo a lo desconocido. La idea del encarecimiento en la construcción provocó una actividad masiva presentando un incontable número de proyectos antes de la entrada en vigor del mismo: falta de comunicación con el usuario final que no entendía que este nuevo encarecimiento tuviera nada que ver con la mejora de su bienestar. Pero para los proyectistas, con la publicación de las guías de ayuda, validamos los cerramientos que veníamos utilizando o adoptamos simplemente otros que sí cumplían las nuevas especificaciones (aislamiento térmico – acústico – salubridad: Protección frente a la humedad), y parece que después de ese momento de acoplamiento todo iba a seguir igual, el sistema de proyectar, seguía intacto.

	Sin embargo creo que esta última modificación de 2013 abre el camino de lo que supone un cambio en el concepto de proyectar, y digo “abre el camino” porque el CTE debe seguir su proceso de acercamiento hacia los Edificios de Consumo Casi Nulo. Con la desaparición de la opción simplificada para la justificación del DB HE Ahorro Energético, el proyectista debe validar el proyecto antes de tenerlo en cuenta como definitivo. El porcentaje de huecos, la necesidad de protectores en los huecos pueden afectar a la composición de la fachada; y el distinto grosor final de los cerramientos puede afectar a las superficies útiles prescritas, … 

	La verificación de las exigencias del CTE empieza a depender del sistema de Certificación Energética (hoy sólo para los edificios no residenciales) y, para ello contamos con la Herramienta Unificada que, aun no siendo única (al menos para la justificación del DB) representa una forma de comprobación a la que debe aproximarse cualquier otra herramienta que se dé por válida. Aunque el consumo final (DB HE0) puede suavizarse con la incorporación de instalaciones más eficientes o combinación con energías “limpias” (las  comillas van por la biomasa, a la que no voy a dedicar más espacio en este artículo porque no es el objetivo, valga con esta mención), se mantiene una limitación de la Demanda (DB HE1) que tiene que ver con el diseño en sí. La necesidad de incorporar estrategias bioclimáticas adaptadas al lugar, a las condiciones de la propia parcela y el entorno, sí supone un cambio en la forma de proyectar. 

	Un cambio como suponía pasar de Elementos a Proyectos en la Escuela, o del PFC a la maraña normativa de la cruda realidad, donde ya no vale pensar en el espacio sino en cómo se sustentaría, en el primer caso, o si me estaré saltando algún artículo del PGO o alguna NNSS. Esa necesidad de incorporar estructura parecía que iba a coartar la libertad de proyecto y nos iba a limitar a medidas moduladas … hasta que, con la práctica, termina quedando incorporando al acto de proyectar. De igual modo creo que dichas estrategias, la necesidad de conocer las condiciones del entorno, pueden parecer un inconveniente a la libertad proyectista pero no es más que otras reglas que deben ser interiorizadas, analizadas en otros proyectos, de forma que terminen formando parte de nuestros proyectos de forma natural. La gran diferencia con las estructuras es que los valores no saldrán esta vez de prontuarios ni fórmulas, sino del análisis del lugar, y en este punto agradezco el re-acercamiento al lugar, la necesidad de análisis del entorno que se ha ido perdiendo a mi juicio en el remolino del auge de “la era del ladrillo” y que en estos periodos de calma debe aprovechar para recuperarse. Cuando yo estudiaba sólo se pensaba en el impacto en la ciudad pero con esta nueva exigencia quiero pensar que se pone en valor el impacto en el “habitante”, su nivel de confort. Esto se podría ver como un punto a favor del CTE.

	La perversión de esta idea surge con el manejo de la herramienta que tenemos a nuestra disposición y cuyo objetivo es la verificación del CTE, pero que no facilita la fase de diseño y que lo convierte en una serie de sucesiones de ensayo-error hasta que ¡Milagro!, por fin cumple. En un equipo que daba formación sobre Calener había un estudiante cuya tesis se titulaba “Como mejorar la eficiencia con Calener”. No se trataba de mejorar la eficiencia en la edificación, sino de sacarle jugo a la herramienta. Y daba juego, claro, era como un misterio averiguar dónde podríamos intervenir con mayor probabilidad de éxito.  Con la Herramienta Unificada se ha eliminando la información por espacios que nos daba Calener, las únicas pistas con las que contábamos. Tampoco tenemos datos del interior, por ejemplo, la temperatura alcanzada en cada estancia, información restringida para los virtuosos que sepan destripar las tablas de datos que genera el cálculo (*) y que, para los no iniciados, simplemente arroja un valor. *Para más información puede accederse a la herramienta VISOL desarrollada por Burke: VILLAR BURKE, RAFAEL; JIMÉNEZ GONZÁLEZ, DANIEL; "Visol: Visor de archivos de resultados de LIDER", 2014. Disponible en: http://www.rvburke.com/visorlider.html

	En el caso particular de Canarias, ya tenemos climas más adaptados que antes de la modificación (4 zonas en las áreas urbanas donde antes se aplicaba dos). Pero analicemos los datos extraídos del programa en climas cálidos: para poder compensar el sobrecalentamiento cuando se pretende tener ventanas a las magníficas vistas que nos rodean, el programa penaliza las ventanas con dobles acristalamientos, el sistema de cálculo debe valorar más las pérdidas del calor que se acumula en el interior del edificio que las ganancias que se produce, no pudiendo simular aún la ventilación cruzada o las chimeneas solares  como beneficio incontable y largamente extendido, que mejora cualitativamente el interior, pero no puedo comprobar cuantitativamente. 

Contacta con tu Arquitecto


Me pondré en contacto con usted lo antes posible!

626164644